jueves, 11 de junio de 2009


Tapir


Hace apenas unos años era común observar la gresa figura del tapir entre el follaje de las selvas tropicales del sureste de México y Cetroamérica. De naturaleza tímida, se ocultaba entre los matorrales para protegerse de sus enemigos, principalemente el hombre.
Sus pequeños ojos le permitían atisbar tranquilamente entre los matorrales, y su corta trompa olfatear la crecanía de algún posible peligro. O por el contrario, se animaba a caminar tyranquilamente por las veredas en busca de una aguada donde poderse zambullir en paz y darse un baño de lodo para tratar de ahuyentar a los mosquitos que se pagaban a su gruesa piel.
En la actualidad, encontrar un tapir (Tapirus bairdii) es algo tan raro que causa asombro a los investigadores que buscan esta especie para tratar de preservarla. Tal parece que el triste destino de este mamífero, que existe desde hace muchos siglos, es la extinción, y el princiapl causante de este fenómeno es el hombre.
El Tapir, danta, anteburro o tzimín (en maya) cmo se le conoce en diversas regiones, existe desde hace millones de años y es el único representante en América del Norte de los Perissodactyla, ungulados de dedos nones, ya que el caballo y el burro -sus familiares más cercanos-provienen del viejo mundo.
El tapir es un animal corpulento, con piernas cortas y naríz alargada, parecida a una pequeña trompa, pero que no sirve como tal, sino que le ayuda a tener buen olfato, característica distintiva de su especie, como lo es también el oido, virtudes que de alguna manera lo compensan por su deficiente vista.



publicado por: Elizabeth Venegas



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